HistoRiA de lA AbAceRíA
Para conocer la historia de la abacería debemos empezar por conocer su significado.
Definición de la abacería
Abacería
De abacero.
- f. Puesto o tienda donde se venden al por menor aceite, vinagre, legumbres secas, bacalao, etc.
Historia de la abacería
Años 20
Corría el año 1926 cuando Agustín Bartolomé y su mujer, Felipa Pascual, deciden trasladarse desde el vecino pueblo de Yelo, donde vivían, a Miño de Medinaceli.
La relativamente reciente inauguración de la línea de Ferrocarril Torralba – Soria, había propiciado el surgimiento de un nuevo núcleo poblacional a menos de un kilómetro de Miño – el Barrio de la Estación – llamado a dinamizar extraordinariamente la actividad económica del entorno.

Años 30
Su crecimiento se consolidó definitivamente cuando en el año 1934 se inauguró la nueva fábrica de harinas de don Aniceto Dolado. Esta se encuentra a continuación de la antigua fábrica miñense.
Agustín Bartolomé, tratante y comerciante, vislumbró las grandes posibilidades que el ferrocarril podía proporcionar. De ese modo, adquirió unos terrenos cercanos a la nueva estación, sobre los que construyó una tienda-vivienda. Contaba con sus correspondientes almacenes y establos, reunidos todos ellos alrededor de un patio con acceso desde la carretera.
En la planta superior de la abacería de Bartolomé, vivía la familia que llevaba el negocio. En la planta inferior despachaban aceite, grano, salazones, etc. Con visión de futuro, también empezaron a vender telas. Cuentan en el lugar que la señora Felipa, acompañada de sus hijos pequeños, se montaba en el tren rumbo a Zaragoza, donde hacía acopio en «El Pequeño Catalán” de telas al por mayor para luego venderlas desde la abacería a toda la comarca.
Después de la guerra, y dado que no cerraba en toda la noche, la estación de tren se convirtió en el punto de encuentro donde los jóvenes de la zona se reunían para jugar al dominó y al ajedrez, así como para contar las historias de sus viajes a la capital y a Barcelona.

Años 40
Durante la década de los 40, la tienda siguió en funcionamiento, a la vez que las hijas e hijos del matrimonio se aventuraban en otros sectores: la venta de máquinas de coser y la manufacturación de las telas que vendía la madre, y la reparación y transformación de todo el material móvil proveniente de la guerra que había quedado obsoleto o ya no era necesario. En el patio y almacenes de la casa tenían el terreno y el espacio para poder desarrollar los nuevos negocios.
Al igual que sucede en la película de “Tomates verdes fritos”, el empuje económico de España significó el declive para este núcleo poblacional. El tren que había llevado el progreso al pueblo de Miño, acabó llevándose a los miñenses a la ciudad.
Años 50
La señora Felipa, viuda de Bartolomé, falleció en 1953. Para entonces, hacía ya algún tiempo que había cerrado la tienda, dado que su numerosa prole había volado del nido materno en busca de mayor fortuna. Cuentan que la abacería llegó a ser utilizada posteriormente por el médico del pueblo para pasar consulta.
Años 70
Al final de la década de los 70, con el cierre definitivo de la fábrica de harinas y del almacén de coloniales de Arturo Dolado, el Barrio de la Estación quedó casi deshabitado. Unicamente quedó funcionando hasta su cierre, no hace muchos años, el gran taller de reparación de maquinaria agrícola de Arturo Dolado hijo.
Sólo en la época veraniega, con la afluencia cada vez mayor y más entusiasta de los descendientes de los antiguos habitantes, repunta en Miño por unos meses su antiguo esplendor.
Años 2000
En el año 2008, mediante una inaplazable intervención de urgencia, se rehízo la cubierta del inmueble; evitando de este modo que el agua que se filtraba a través del roto y antiguo tejado se llevase todo el suelo de madera de la planta superior.
Época actual
Durante una visita fortuita y no prevista a Miño, fueron Yolanda Castillo Oli, de Inusualhomes, y su hermano Jesús Castillo Oli, arquitecto y director del Departamento de Restauración de Patrimonio de la Fundación de Santa Maria la Real quienes, sin conocer toda la historia que se ha relatado anteriormente, imaginaron una intervención de rehabilitación y reacondicionamiento que respetara la esencia de lo que un día fue casa, hogar y comercio, conservando todos los vestigios de la antigua tienda y de su añejo entorno industrial. El resultado de esta ilusión es hoy una realidad que se puede habitar y disfrutar.
Después de cincuenta años, en “La Abacería” de Miño de Medinaceli, ha vuelto a verse luz tras las ventanas.
Solo un apunte: la tienda de coloniales no cerró en los 70, sino en los 90